Cuadro

Seis figuras de formas distorsionadas, enmarcadas en sus respectivos rectángulos. Se trata de un mismo personaje en posiciones similares. La desnudez del primero de ellos se hace patente por el contraste con la mancha negra que insinúa la vestimenta de los otros cinco. Martín-Caro busca una manifestación psicológica y gestual más allá de la veracidad realista. Ha aplicado la tinta con movimientos vehementes, generando manchas y goteos que confieren a la representación gran expresividad. Las imágenes sintonizan con el expresionismo de De Kooning, no por influencia sino porque, cada uno en su proceso, llegaron a la misma meta.